En el texto "Object Terrirtories", Marcus Carter analiza los fundamentos filosóficos de lo sublime en el contexto de la arquitectura del siglo XVIII, centrándose en la obra de Etienne-Louis Boullée y Giovanni Battista Piranesi. El autor compara las definiciones de lo sublime de dos pensadores de la Ilustración: Edmund Burke e Immanuel Kant. Burke asocia lo sublime con experiencias de terror, inmensidad y peligro. Mientras que Kant distingue entre lo sublime matemático contemplando la inmensidad y lo sublime dinámico experimentando asombro ante el poder de la naturaleza. El texto sostiene que Boullée y Piranesi, aunque contemporáneos, pretendían alcanzar lo sublime mediante métodos contrapuestos. Boullée logra lo sublime a través de la razón y la monumentalidad. Sus cenotafios no realizados utilizan formas geométricas simples y una escala colosal para abrumar al espectador. Piranesi buscaba lograr lo sublime a través de imágenes inquietantes y la distorsión. Su serie Carceri representa interiores de prisiones de pesadilla que manipulan la perspectiva para crear una sensación de desorientación y ansiedad. El texto sugiere que la exploración de lo sublime por parte de Boullée y Piranesi a través de proyectos no realizados ofrece valiosos conocimientos para la arquitectura contemporánea. El énfasis en la razón y la monumentalidad en la obra de Boullée resuena con el énfasis de la arquitectura moderna en las líneas limpias, las formas geométricas y los vastos espacios interiores. El desafío de Piranesi a la razón y el uso de la distorsión pueden verse como un precursor del Deconstructivismo, un movimiento arquitectónico surgido a finales del siglo XX que rechaza deliberadamente las nociones tradicionales de armonía y orden. El compromiso de ambos arquitectos por superar los límites de la imaginación inspira a los arquitectos contemporáneos a ir más allá de lo meramente funcional y crear espacios que evoquen emociones y provoquen el pensamiento. Sin embargo, el texto también advierte que los arquitectos contemporáneos no deben limitarse a imitar el pasado. La fuerza de la obra de Boullée y Piranesi radica en su contexto histórico. Su exploración de lo sublime fue una reacción a los trastornos sociales y políticos del siglo XVIII. Los arquitectos contemporáneos deben esforzarse por encontrar sus propias formas únicas de expresar lo sublime en respuesta a los desafíos políticos y medio ambientales del siglo XXI.
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